Tiende el aspirante a poeta, para poder autoconsiderarse como tal, a hablar mucho. Del tiempo, de libros, de fútbol, de la vida y milagros de sus heroes, de la vida y milagros de gente que no conoce, de paises que no podría situar en el globo terraqueo y, generalizando, de todo. La cuestión es pronunciar una palabra más que el resto de interlocutores juntos. Los poetas hablan mucho. No aprecian en su justa medida la tan famosa belleza del silencio. En realidad no es cierto que el silencio sea bello -todos sabemos que el silencio es tenso-, sino que el interés de lo pronunciado suele ser tan escaso que el aprecio por el vacío suele crecer en proporción directa con el número de palabras que el poeta expulsa.
Es justo entonces que, ya que el poeta debe hablar sin descanso, su obra sea condensada en versos breves y poemas minúsculos. La razón es sencilla. Lo bueno, si breve, dos veces bueno. Lo malo, por favor por favor, que sea breve.
Por tanto, como las probabilidades de que el aspirante a poeta se convierta en un mal poeta son aproximadamente del 97 %, reduciendo su obra a un número mínimo de versos producimos un ahorro en tiempo, árboles y disgustos que las generaciones venideras nos agredecerán como si no hubiese sido una cuestión de suerte.
Además de los relojes Casio, las videoconsolas, el laser disc y las tiendas de ultramarinos abiertas hasta las 23.00 horas, los orientales han esparcido por el mundo la estructura haiku. Los haikus son poemas cortos que hablan de la naturaleza. Más o menos como un resumen de la sección de jardinería del programa de bricolaje de la televisión pública mezclados con las enseñanzas y la dislexia de Ioda en La Guerra de las Galaxias. Hablaban de las estaciones, de la flor del melón, de la piel de las ballenas y ese tipo de cosas. La estructura del haiku solía ser de dos versos cortos con una gramática confusa (de Confucio) para otorgarles características culturales y de sapiencia milenaria. Una vez en la vieja Europa, los adalides del Castellano han intentado encasillarlo dentro de una métrica determinada, pero la nueva generación ha dicho que nones, que lo de la métrica es del Antiguo Regimen, que está avinagrado y que complica mucho lo de escribir poemas, que somos gente de letras y no tenemos muy claro cuál es el número que va detrás de ese con los palitos y la curva, que ahora no me acuerdo como se llama y excusas similares. Así pues, la estructura haiku queda integrada con éxito en las formas poéticas occidentales como poemas breves (como haikus).
Para construir un poema breve digno de ser transcrito a una hoja de papel mediante una imprenta, éste debe ser ingenioso, irónico y a ser posible críptico. Al ser leido debe ser inmediatamente entendido en sus intenciones iniciales, pero dar el suficiente juego como para poder conversar sobre sus posibles dobles lecturas durante al menos diez minutos. Su principal ventaja, además del servicio social que presta el acortar la obra poética actual, es que es fácil de aprender, con lo que las posibilidades de conseguir aparecer en un libro de texto para estudiar en lo que antaño fueron llamados escuelas aumentan, y así por ende el autor cuenta con un mayor número de oportunidades de trascender su época, verdadero objetivo de todo buen aspirante a poeta. Los temas a tratar son infinitos, pero para no complicarse demasiado lo ideal es comenzar por poemas breves relativos a la sabiduría popular, o lo que es lo mismo, coger un refrán o una frase hecha y replantearla. O repuntuarla.
Ejemplo:La excepción que confirma la reglaReplanteamos y repuntuamosMe gustan la excepciones, pero confírmame tu reglaVersificamosMe gustan las excepciones [ENTER] Pero confírmame tu reglaY, por último, titulamosPREÑADO DE TI
Me gustan las excepciones Pero confírmame tu regla
Ya tenemos un poema breve, ya tenemos una página de un libro de poesía. 25 ejercicios de este tipo, un par de cientos de miles de pesetas y ya podríamos publicar un libro.
En el probable caso de no disponer del ingenio suficiente como para replantear la sabiduría popular, se puede tirar por el camino del medio sin ningún pudor, el gran enemigo del poeta.
Ejemplo:Perro ladrador, poco mordedor.VersificamosPerro ladrador [ENTER] Poco mordedorTitulamos
VIDA (CAN)TNIANAPerro ladrador
Poco mordedorA ver quién va a venir a reclamar derechos de autor sobre la frase.
Lo largo ya no se lleva. Recientemente fue descubierto el autor de El Cantar del Mio Cid, pero no ha sido revelada su identidad para no dañar la imagen de sus familiares vivos ante la comunidad literaria. Si quieres escribir más de cuatro versos, te has equivocado de profesión. Quieres ser novelista, no poeta.
Los deberes para la próxima semana son dos poemas breves de autoría propia o susceptibles de ser considerados como tales. Si alguien no lo ha entendido, que levante la mano.